jueves, 21 de agosto de 2014

FUERTE.

Un folio en blanco,
que veo y muestra mi presente,
un pasado desgarrado e inseguro,
un futuro acongojado, inexistente...

Un puente de sueños de ceniza,
de pequeños y translúcidos cristales
que erizan mis pupilas, y espectrales
se clavan en mi piel como puñales.

Cargadas de odio y de mentira,
de sangre seca y tinta entumecida;
las horas me torturan en silencio
y al incendio de mi tiempo en esta herida.

Y me llevan mar adentro tus palabras:
Me hablan de luces y objetivos,
que me encuentran en las fauces del anhelo
en el cielo donde sueñan los cautivos.

Araño las paredes de esta cárcel de papel
y no hay versos que me acallen.
No hay calles que me hallen despierta
ni hay puerta que cierre las grietas de mi piel.

He visto al mar susurrando en las esquinas.
Gemir y desgarrar con sus olas mi agonía,
abandonar en la orilla las astillas de mis lágrimas vacías...
derrumbar los escombros que quedaban de mis ruinas.

He oído al viento llorar con la tormenta
destruyendo los versos de mis manos.
Y oí sonidos de un piano
arder en una llama fraudulenta.

He vivido trece historias con la suerte.
He anhelado mi utopía, 
he sido fuerte.
He descrito mis victorias,
me he reído de la muerte.

He huido de las sombras
y del ruido de las horas...
y he caído en los sonidos de tu piel.
He sido cruel,
he aprendido a acariciarte sin pincel...

Y no he dejado de quererte.
Ni me he cansado de caer.
Ni por supuesto, he cesado
de escribir en un papel.