martes, 21 de noviembre de 2017

"UN SECRETO ENTRE TÚ Y YO"

Todo empieza en ti y acaba en tus labios.
Los besos que me das son espasmos de amor
en mi cuerpo tan hecho a la medida del tuyo.

Amor, amor,
las olas disputan bañarte las manos,
mis mares recogen caricias nocturnas que siempre damos.

Tus ojos son el café en la cama,
los barcos anclados en mi piel distante,
la risa y el beso de cada mañana,
el sol de la Toscana, los puertos de la costa de mis brazos.

Cuando lloras, son mis ojos que llueven
y por eso mi pecho te envuelve en este abrigo
de piel de ternura,
de ternura y amor a ti debido,
de tiempo y de distancia que se cortan si te pienso
y te recuerdo en la luna más brillante del cielo.

Tus palabras son el viento que me mueve,
que lleva tu olor y me deshoja este rubor, que es quererte
en este hogar en el que habito contigo,
dentro de mí, fuera de todo,
late, se incendia de todos tus astros.
Son el barco que se encalla en tu mirada
cuando cantas y no quiero abandonar el mástil,
sino aferrarme a él y hundirme en esos ojos
que me miran y me aman
y me responden siempre que los busco.

Amor, amor,
no hay nada que pueda hacerte caer
de este corazón que te pertenece.

viernes, 10 de noviembre de 2017

SOL DE LA TOSCANA

Me despierto y veo montes,
verdes montes de escaleras al cielo,
chimeneas de recuerdos con el humo de ayer.

El mar es una línea al final de la ciudad,
el espejo del sol cada mañana.
Los tejados hacen festival de luces y sombras
y el aire huele a vida y juventud.

Hay un ángel que me guarda tras la ventana
con ojos de mármol fríos y tristes,
dice que me ha visto llorar.

Tengo arena en los bolsillos,
arena de las playas del dolor
y el amor es una ola que las baña y las deshace.

Las noches son más frías
y el calor
se esparce por el viento con olor a albahaca.
Este lugar que me abraza y me abandona
me abriga de lluvia y de palabras infinitas
de esas que nunca me atreví a escribir.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

RITUAL A OSCURAS
"... yo escribía palabras
sobre todo tu cuerpo."
- José Ángel Valente
Le besaba la espalda en la madrugada,
cómo olvidar todo aquel jardín.
Los lunares le hacían una noche estrellada
en su piel morena
y bañada de mí
se llevaban las olas de su pelo
todo el hastío de vivir.

Me buscaba las pestañas con el dedo,
yo apoyaba mi sentir en su nariz.

Me besaba, me besaba, me besaba
los ojos, el miedo a no dormir,
cicatriz que cerraba con los brazos,
que al abrir,
descubrían las oscuras golondrinas
que en su pecho se negaron a partir.

Me acunaba al calor de su clavícula
como un pétalo que encierra la ternura
y se abre con el sol cuando amanece
derramando su fragancia de caricia.

Sólo entonces
yo buscaba su boca con los labios
y apoyaba su sentir en mi nariz.