viernes, 10 de noviembre de 2017

SOL DE LA TOSCANA

Me despierto y veo montes,
verdes montes de escaleras al cielo,
chimeneas de recuerdos con el humo de ayer.

El mar es una línea al final de la ciudad,
el espejo del sol cada mañana.
Los tejados hacen festival de luces y sombras
y el aire huele a vida y juventud.

Hay un ángel que me guarda tras la ventana
con ojos de mármol fríos y tristes,
dice que me ha visto llorar.

Tengo arena en los bolsillos,
arena de las playas del dolor
y el amor es una ola que las baña y las deshace.

Las noches son más frías
y el calor
se esparce por el viento con olor a albahaca.
Este lugar que me abraza y me abandona
me abriga de lluvia y de palabras infinitas
de esas que nunca me atreví a escribir.

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