lunes, 9 de noviembre de 2020

 LA CALLE MÁS TRISTE DE LA CIUDAD:

La rosa desnuda

sobre el asfalto

desviste sus hojas

de rojo silencio.


De día, los ojos

sobre los escaparates

se buscan con prisa

sin encontrar el reflejo.

Las enormes pantallas

y las pupilas fugaces

se pierden entre el ruido

y el tintineo de monedas

que se cuelan en un vaso.

Los pasos se apresuran

ante las esquinas mudas.


Son las diez.

Bajo la calle Preciados.


De noche, las pupilas

se rehúyen, buscando máscaras.

La soledad se cuela

en las casas de cartón,

en las luces apagadas,

en los cuerpos derramados,

lánguidos,

de los errantes de la madrugada.

Los escaparates

son espacios muertos

en presencia de nadie.

Las pantallas iluminan

el reflejo del silencio

que reposa a la espera del día.


No importa el momento en el que la visites,

la calle más transitada de Madrid

es la que más soledad guarda.