TRAS LOS CRISTALES
Lluvia,
torrentes de
hielo,
jardín de
amor.
Tu voz es la
luz del universo.
Te busco y
te encuentro en todos los rincones,
en los
atardeceres de Florencia,
en los besos
que no me pertenecen,
en las manos
que acarician la mesura de tu piel.
Llueve
y es tu
cuerpo el que me empapa, aunque no estés,
de tu olor
tan sosegado de natura,
de tus
brazos atrayéndome hacia el cielo,
de tus pies
rodeándome
el sueño en las noches de invierno.
Llueve y son
mis ojos deshaciéndose en tu boca
y tus
párpados, paraguas que me salvan del diluvio
y la barca
de tus manos, que navega hasta mi orilla,
es la casa
donde siempre nos podemos querer.
Si fueras un
poema
no existiría
escritor
capaz de
lograr alcanzarte.