sábado, 29 de octubre de 2016

POEMAS PARA MARÍA
"Noche abajo los dos. Cristal de pena, llorabas tú por hondas lejanías.
Mi dolor era un grupo de agonías sobre tu débil corazón de arena."
-           F. G. Lorca
Mis sueños son de tela estrellada,
cosidos con hilo de versos de noche.
Una hondonada en el pecho
que se resiste a claudicar de dolor.

Los suyos, la capa de seda
que cubre los espejos rotos de la ausencia
y las copas de cristal de bohemia
que en silencio, susurran los labios
hasta fundirse con ellas.

La Luna blanca se asoma por el cristal de mis hojas
y hace una sopa de letras con las rimas que forman su cuerpo,
y es ahí cuando uso mi corazón de paraguas
y me protejo de los poemas sin nombre.

A veces, se viste con un traje de ceniza
y no necesita alas para dejarse llevar.
Otras, se ciñe un vestido de ausencia
con un solitario color,
y otras, destiñe la voz
de amarillos que hacen estremecer a las guitarras.

Mis sueños son restos de espuma
que no borran huellas de la orilla.

Mis noches son olas de mar
que envían versos de colores
a cualquier tempestad que les robe el silencio…

Aunque a veces no hay sonidos que me salven de las ruinas.

Por eso hay poesía algunas madrugadas
que lleva tu nombre escrito en las mañanas.

jueves, 27 de octubre de 2016

VESTIGIOS

Guardábamos el fuego en un verso de amor.
Ni Prometeo pudo quitárnoslo.

Lo acercaste a mis sueños de cera
por querer volar tan alto al cielo de mi boca...
y ni Ícaro hubiese caído con tanta devastación.

Luego, terminaste de cortarme las alas
quemando las palabras que nacían de mis manos,
y te las pusiste para escapar de mi cuerpo
y volar a remotos paisajes ausentes.

Después nacieron flores en mi féretro,
pude oler sus colores bajo tierra y olvido.
Pero mis venas con espinas les robaron los besos...
y sin besos las flores se hicieron ceniza.

Y sin besos, mis labios se hacen ceniza.

Y yo, amor,
estoy poblada de ceniza.

viernes, 21 de octubre de 2016

AURORA

He dejado una silla vacía
en el más frío resquicio de abril,
y ay, cariño,
cuánto me ha costado no romperme la piel,
no arrancarme la pena a tiras.

Anoche la soledad descosía mi cuerpo
y hurgaba en las heridas buscándome,
pero sólo encontró entrañas tan podridas como mis palabras.

Ya nada queda de mí,
hasta ese frío sentimiento de cariño
ha emigrado a corazones más cálidos.

Las pálidas pupilas de mis ojos
sólo ven de color gris el arco iris,
evaporo las tonalidades de tu risa
como si de nada se tratase,
y lloro, y lluevo…
y lloro los poemas que nunca supe escribirte,
porque no merezco las alas de nadie.
Y me ahogo en el mar menos azul
que tiene el olvido.

Por eso mis versos se parecen a tu pelo
y lo encuentro en cada letra que lloran mis días.
Por eso escribo que te quiero en un papel,
para que lo abandones,
como todas las palabras se abandonan con el tiempo…

por eso mis palabras se parecen a mis labios.

Me sangró la boca, como prometieron mis noches,
y salpiqué de sangre las flores de mi pecho;
por eso se marchitan siempre que me encuentran
y este espejo roto
no devuelve más que un rostro distorsionado
que no es capaz de habitar ningunos brazos.
Por eso el fracaso se parece a mis manos,
que todo lo convierten en desgastado silencio.

Qué curioso que me dotaran con el nombre del alba
y me desviva por las noches en secreto.

Yo no hago amanecer a nadie. 

lunes, 17 de octubre de 2016

Y SIN EMBARGO, JOAQUÍN

Vengo aquí, con la frente marchita
buscando en tus acordes la cura de los besos
que nunca di.

Encuentro en tu voz papeles mojados
con mil poemas que me han visto llorar
y son mi propio bulevar de sueños rotos,
y acudo a ella
cuando me sobran los motivos para suspirar
y tus canciones hacen de abrigo.

Aquí en los días de nubes negras, también llueve sobre mojado
y bajan las naves de mis delirios por calle Melancolía
buscando algún recuerdo en el que naufragar...
pero el ruido de su agonía sólo retrasa las noches,
y siempre nos dan más de las diez.

En tus versos se esconde una niña sin mes de abril
y en tus palabras acoge tus brazos
y se protege de ese quebranto
que se llama soledad.

Estos no son los versos más hermosos del mundo,
ni escribo canciones para la Magdalena,
no necesito mentiras piadosas
ni crisantemos en el cementerio de mi pena.
Tampoco 19 días, ni 500 noches
para hablar de un pirata y de su princesita azul,
de su pata de palo, su poesía y su bombín
y de sus himnos de guerra donde quedarse a vivir.

Antes de que amanezca por fin
y como esta boca sí que es mía,
pongamos que hablo de Joaquín.

domingo, 16 de octubre de 2016

ENUMERACIÓN DE SOLEDADES

Constelación de dolor en mi piel
si uno los lunares que ya no riman con nadie.
Ya sólo nos queda la tristeza,
nadie nos echará de menos en las noches de invierno.

Mi corazón es una quimera de caricias mudas.
Me derramo sobre ti como la pena que se me desboca
y mis manos sólo son un malecón de decepciones.

El tiempo que nada curó
está regresando solo a Ítaca.
Mis versos me abrigan y después me desarropan
esperando que mi cuerpo se deshaga como espuma de mar.

Todo lo amo y lo marchito,
un rey Midas de ceniza que sólo sabe acariciar
y que vende su reino por algún pecho
que quiera ocupar sus brazos deshabitados.

Toma mi bandera de palabras.
Ya no ondea con la soledad.

martes, 11 de octubre de 2016

EL COLOR DE LOS BESOS
"We gather up our hearts and go a thousand kisses deep" 
- Leonard Cohen.
Mi trazo no es claro,
hay un éxodo de plumas invadiendo la almohada
y ninguna forma parte de tu vuelo.

Ya nadie pronuncia mi nombre
con palabras que no sean de urgencia
y escondo los ojos en las calles sin salida
que pinta el olvido.

Hay un cielo estrellado de besos
que ascienden desde unos labios a los que nunca pertenezco.
Me mezclo entre las nubes para verlos
y escribo sobre ellos en un papel
tan desencontrado como mis noches.

Todos los días son tardes de domingo
y el color de la tristeza se cuela en el calendario,
emborrona los meses
con las mismas cruces donde crucifica a mis versos,

y mis manos desgastadas
anhelan el tacto de las musas desnudas
con esa piel revestida de deseo
y de tardes con ganas de amar papeles,
acariciando su espalda hasta hacer salir a sus alas.

Detrás de todas las palabras enterradas
a un millar de besos de profundidad,
llora colores la Luna
por todos los labios que no pudo pintar.

sábado, 1 de octubre de 2016

SOLO DE GUITARRA Y LLANTO

No me quedan ojos
para llorar las horas que me bebo,
vacías de lo que alguna vez
fue razón para un poema.

Teñidas las pupilas
de un dolor irreversible, hecho de silencios
y caídos los párpados por el peso
de todas las noches a oscuras,
sin estrellas que sirvan de pañuelo
para secar el paso de unos días
mojados de la pena más amarga
que pueda habitar y crecer en un pecho.

Las madejas de los besos que dan las rimas
se han quemado en el incendio de un abismo
en el que las alas ya no sirven para volar
una vez que caes,

y las tripas de la ausencia
se quedan suspendidas en el vacío,
sujetas únicamente por la última esperanza
que se aferra a un desgastado existir.

No soy más que palabras
llorando en un sofá cuando despiertan
y la luz ciega sus fauces
de lobo atemporal
ante el hastío de recuerdos sin sombra.

Vengo con la pena descosida de los labios,
herida por los callejones de un papel moribundo
que sueña con desnudar las musas
que un día le hicieron sentir vivo…

Pero ya no queda nadie detrás de este espejo postergado,
tan sólo un reflejo que devuelve los versos
y las ojeras de una mirada que se ha cansado de ser.

Yo también quise desaparecer
y sólo obtuve puertas abiertas
a una infinita sala de espera
donde desesperar era el único objetivo.
También tuve más alcohol que sueños
en una cabeza podrida de narcosis
que espera a duermevela
a que sus brazos dejen de estar deshabitados.

Entre los suspiros de mi ajado aliento
sólo se distinguen tres invisibles sílabas
que gritan con enmudecida voz
y un clamor desesperado:

socorro.

Socorro, amor,
me ahogo sin nadie conmigo.