lunes, 17 de octubre de 2016

Y SIN EMBARGO, JOAQUÍN

Vengo aquí, con la frente marchita
buscando en tus acordes la cura de los besos
que nunca di.

Encuentro en tu voz papeles mojados
con mil poemas que me han visto llorar
y son mi propio bulevar de sueños rotos,
y acudo a ella
cuando me sobran los motivos para suspirar
y tus canciones hacen de abrigo.

Aquí en los días de nubes negras, también llueve sobre mojado
y bajan las naves de mis delirios por calle Melancolía
buscando algún recuerdo en el que naufragar...
pero el ruido de su agonía sólo retrasa las noches,
y siempre nos dan más de las diez.

En tus versos se esconde una niña sin mes de abril
y en tus palabras acoge tus brazos
y se protege de ese quebranto
que se llama soledad.

Estos no son los versos más hermosos del mundo,
ni escribo canciones para la Magdalena,
no necesito mentiras piadosas
ni crisantemos en el cementerio de mi pena.
Tampoco 19 días, ni 500 noches
para hablar de un pirata y de su princesita azul,
de su pata de palo, su poesía y su bombín
y de sus himnos de guerra donde quedarse a vivir.

Antes de que amanezca por fin
y como esta boca sí que es mía,
pongamos que hablo de Joaquín.

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