jueves, 27 de octubre de 2016

VESTIGIOS

Guardábamos el fuego en un verso de amor.
Ni Prometeo pudo quitárnoslo.

Lo acercaste a mis sueños de cera
por querer volar tan alto al cielo de mi boca...
y ni Ícaro hubiese caído con tanta devastación.

Luego, terminaste de cortarme las alas
quemando las palabras que nacían de mis manos,
y te las pusiste para escapar de mi cuerpo
y volar a remotos paisajes ausentes.

Después nacieron flores en mi féretro,
pude oler sus colores bajo tierra y olvido.
Pero mis venas con espinas les robaron los besos...
y sin besos las flores se hicieron ceniza.

Y sin besos, mis labios se hacen ceniza.

Y yo, amor,
estoy poblada de ceniza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario