SÁBANA FRÍA
Cuatro capas de amor, mi vida,
bastan para acunarte en mis brazos.
Los lazos, son ojos que se entrelazan
y buscan mensajes de luces y espinas.
La sábana tibia me cubre los párpados
las olas de frío me apagan la brisa.
Deprisa, cariño, que vienen los años.
Los versos son horas que el mar se ha llevado.
Deprisa, cariño, la luna está en tregua.
Las noches son besos que en tus labios se versan.
Todo allí fuera parece dormido.
Todo aquí dentro se ha despertado.
Buscan mis manos oscuros caminos
hacia los bosques de tus abrazos.
Deprisa, cariño, que llega el invierno
con su caricia de amor desgastado.
martes, 31 de diciembre de 2019
domingo, 29 de septiembre de 2019
LUCES
DE SOMBRA
«Toma este vals del "Te quiero siempre".»
- Federico García Lorca.
Duerme en
tus ojos
cadentes de
aire
el poema.
En este
baile de grises
nuestras
pupilas se encuentran
con los pies
torpes de amor.
El uno tras
el otro
se buscan en
los versos
de un
pequeño vals vienés.
Qué será de
mí
cuando esos
labios entreabiertos
pronuncien
la pasión dormida
de la tarde
tibia de tu cuerpo.
¿Serán
entonces, sus pecas
el rastro
desnudo del viento?
Yerma de
azules caireles,
descalza
sobre los álamos,
bajó los
ojos al suelo
buscándose
el rostro en el barro.
Como una
caricia, el disparo,
cayó por sus
hondas mejillas
anegando sus
labios dorados.
Yo, amor,
me enredo en
tus tristes pupilas
para quedarme siempre atrapada.
domingo, 1 de septiembre de 2019
PLAZA LARGA.
Qué poco nos dura
la paz. El humo se escapa
sobre los ojos vacíos.
El verano dispara
sus volcanes dormidos
a la orilla del pecho.
Las cigarras cantan
la marcha fúnebre
de los pétalos del día.
En flor, la cariátide
de tu aroma y el mío
se desprende del mármol
y la arcilla caliza
se esparce sobre el musgo
del amor desamparado.
Ya vienen los grillos negros
bajando la calle larga
como mantillas de muerte
sobre el lucero del alba.
Ya salen por las ventanas
las miradas sin pena
para ver las madrugadas
llevarse mi luna negra.
Ya salgo yo del silencio
llevándome la alhucema
para llenarte la casa
de pellizquitos de estrellas.
Qué poco nos dura
la paz. El humo se escapa
sobre los ojos vacíos.
El verano dispara
sus volcanes dormidos
a la orilla del pecho.
Las cigarras cantan
la marcha fúnebre
de los pétalos del día.
En flor, la cariátide
de tu aroma y el mío
se desprende del mármol
y la arcilla caliza
se esparce sobre el musgo
del amor desamparado.
Ya vienen los grillos negros
bajando la calle larga
como mantillas de muerte
sobre el lucero del alba.
Ya salen por las ventanas
las miradas sin pena
para ver las madrugadas
llevarse mi luna negra.
Ya salgo yo del silencio
llevándome la alhucema
para llenarte la casa
de pellizquitos de estrellas.
domingo, 11 de agosto de 2019
NOCHE CERRADA.
Las calles se hacen grandes
cuando estamos solos
y cierran todos los restaurantes,
y sólo queda abierta la palabra.
Las farolas parpadean en lo oscuro
intentando verse unas a otras
en la liviandad del aire.
El acordeón de las estrellas
respira entre los párpados caídos
de las copas de whisky de los bares.
Me arropo con la soledad
y el silencio de los grillos
que coronan esta madrugada.
Todos los veranos se la llevan
los ángeles de paso.
Las calles se hacen grandes
cuando estamos solos
y cierran todos los restaurantes,
y sólo queda abierta la palabra.
Las farolas parpadean en lo oscuro
intentando verse unas a otras
en la liviandad del aire.
El acordeón de las estrellas
respira entre los párpados caídos
de las copas de whisky de los bares.
Me arropo con la soledad
y el silencio de los grillos
que coronan esta madrugada.
Todos los veranos se la llevan
los ángeles de paso.
lunes, 29 de julio de 2019
YO, ULISES.
A veces me encuentro con tu cuerpo,
pero ya no soy yo la que me habita,
sino un latido de incomensurables venas
que bombean tu recuerdo hasta mi orilla.
El mar se ha cerrado sobre mí
y las olas ya no lloran mi naufragio,
se han quedado con el viento de las velas
y el aroma se ha llevado mi epitafio.
Con el incesante canto
de las sirenas, Ulises,
pasó de largo hasta el cielo
que sobre ti, te arropaba.
«No hay un sauce en la calle Mayor
para Penélope.»
– J.M. Serrat
A veces me encuentro con tu cuerpo,
pero ya no soy yo la que me habita,
sino un latido de incomensurables venas
que bombean tu recuerdo hasta mi orilla.
El mar se ha cerrado sobre mí
y las olas ya no lloran mi naufragio,
se han quedado con el viento de las velas
y el aroma se ha llevado mi epitafio.
Con el incesante canto
de las sirenas, Ulises,
pasó de largo hasta el cielo
que sobre ti, te arropaba.
domingo, 28 de abril de 2019
ESPACIO ENAMORADO
Cada vez que me quieres
una humana geografía de ojalás
se convierte en mi eterna biblioteca.
Las páginas se vuelven amarillas
y las letras se deslizan en tu espalda
como haciendo un caminito de deidades.
Cada vez que me quieres
se me tuercen los versos y la rima,
resbalo por las curvas de las úes,
descanso en las vocales mudas.
Las nubes van cargadas de palabras.
Se arruga la orilla de mis ojos.
Las pupilas se quedan desalmadas.
Cada vez que me quieres
habitamos un espacio enamorado
de lenguas que no conoce nadie,
mas que tú y yo con las manos.
Entonces despierto encadenada
a tus mayúsculos labios alfareros
que dan forma a las pestañas del alba.
lunes, 1 de abril de 2019
MARTES
Hoy es noticia en la radio
la soledad en los ojos de la calle.
La ciudad se desborda a los lados de la cama.
Una mujer desespera en el semáforo
mientras su hijo duerme abrazado a la mochila del colegio.
Los habitáculos gimen, despertando.
Sus ruedas son la alarma de las nubes.
Con la esperanza de atar
el alba a tus rodillas
me despierto en vertical sobre los edificios,
me aseo con los grises del alféizar,
me visto con el sol de la mañana.
Granada me borra los versos
y ahoga en sus pupilas las palabras de huida.
Hoy es noticia en la radio
la soledad en los ojos de la calle.
La ciudad se desborda a los lados de la cama.
Una mujer desespera en el semáforo
mientras su hijo duerme abrazado a la mochila del colegio.
Los habitáculos gimen, despertando.
Sus ruedas son la alarma de las nubes.
Con la esperanza de atar
el alba a tus rodillas
me despierto en vertical sobre los edificios,
me aseo con los grises del alféizar,
me visto con el sol de la mañana.
Granada me borra los versos
y ahoga en sus pupilas las palabras de huida.
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