jueves, 27 de agosto de 2015

DOÑA INÉS

Yo no sabía su nombre,
pero cuando me llamaba
dejaba ver en el cielo
rayos de arena blanca.

Yo no veía sus ojos,
pero si me miraban
aparecía en los míos
toda la noche estrellada.

Yo no sentía sus labios…
Pero sé que me besaban.

Yo no quería caricias,
pero aun así me tocaba
y entonces yo sonreía
cuando sabía que ella lloraba.

No pronunciaba mi nombre,
pero sé que me llamaba.

Yo no rozaba sus manos
cuando las mías tomaba,
y se aferraba a mi cuerpo
bajo el calor de las sábanas.

Ella no me quería…
Pero me enamoraba. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario