sábado, 24 de octubre de 2015

SUEÑOS MOJADOS.

Ya no quedan almas en la arena
por las bombas que arrancaron nuestros besos.
Nuestros huesos se volvieron de alambre
y el hambre torció nuestras venas.                        

Las armas asfixiaron nuestras vidas,
los disparos rompieron nuestras voces
y entre trozos de metralla, nuestro aliento
naufragó a orillas de la playa.

Recogieron los pedazos que la muerte
enterró sin pena en lo profundo
de la escena de esta desgarbada tierra.

Somos la apatía que se vierte
en la algarada de este mundo,
que vive entre las rejas de la guerra.

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