ADIÓS EURÍDICE.
Ya no son
tuyos mis versos de gloria,
Ni tampoco
la euforia,
Ni ahora el
cielo que toco
Escribe el
final de la historia.
Las hojas
quemadas de este cuaderno
Son las
cenizas que lloré
Por las calles
del Averno
En las que,
al bajar,
Nunca de
hallé.
Febrero trae
el final de un invierno
Tan escarchado
por la ausencia de ti
Que heló las
alas de este vuelo interno
Derrumbando el
mundo que yo misma construí.
Las ninfas
se llevaron mis versos
Y mi lira de
palabras se incendió
En la
constelación de mi universo,
Bajo los
focos de tu función.
Adiós,
Eurídice,
Adiós.
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