DE TUL Y AZAHAR
Tengo la pena, como una náusea,
metida en el pecho de las soledades.
Ojalá se la tragara el mar.
Las olas se asoman al ras de mis ojos
y los llenan de oscuras golondrinas
que ya no sueñan con volver.
Siento que eres el cielo estrellado
y te forman estrellas
de tul y azahar.
La Luna se cubre de cardos insomnes
que florecen buscando la luz blanquecina
y hieren y ahogan su aura de plata,
que cae como cristal.
Las grietas no admiten la luz de este mundo,
mis ojos no alcanzan a verlas sanar.
Mi pecho es un campo de besos muertos.
Los versos son horas que nunca se van.
Siento que eres la noche estrellada
y te forman estrellas
de tul y azahar.
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