lunes, 14 de agosto de 2017

HUÉSPED

Una mujer me habita todo el cuerpo.   
Vive en mi pupila. Pasea mis pestañas.
Se descuelga de mi nariz,
duerme en mis labios.
Se desliza en mi cuello como soplo de aire
y aterriza en mi clavícula como una pluma suave. 
Inventa un lenguaje en mi pecho desierto
y lo agujerea de palabras que siembra en la piel.
Baja, paso a paso, mis costillas hasta el vientre
donde baila y se deshace como papel en el agua.

En mis manos, lava su pelo de noche
y con mis dedos seca su infinita desnudez.

Se descalza en mis caderas
y corre por mis muslos, dejándose llevar
por el viento que gime en la cumbre de mis rodillas.
Se lanza al abismo de mi pierna
y el mar de mis tobillos, la recoge con dulzura.

Después se abraza a mis pies
y sueña en mis caireles, donde todo lo ocupa...


Y vuelta a empezar.

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