miércoles, 10 de enero de 2018

PICCOLI STIVALI

Se abren mis labios en flor
como regados por tu viento suave.

Hay un bosque nevado
en tus pupilas, reflejados,
puedo ver mis sueños cuando duermo
y cuando despiertas
amanecen todos los ojos mirándome.

Como una enredadera, trepas todas mis edades
y al final
siempre alcanzas la luz en la hendidura.
Se me tuercen las líneas y tú
deslizas caricias y las dejas caer
y yo,
que pierdo siempre todo en las tintas,
recupero tus manos y las verso.
Son el único sol que necesito.

El aire se viste con tu voz
y va poblando el mundo de todas tus conquistas.
Has clavado tu bandera en estos dedos temblorosos,
que escriben siempre con tu nombre mis páginas.

Nunca sé cuánto amor te llevas
pero sí que el que dejas
florece y germina en todos mis sentidos
y las raíces son tan grandes
que al final siempre te encuentran.

Búscame en la tierra de tu cuerpo.

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