PICCOLI STIVALI
Se abren mis
labios en flor
como regados
por tu viento suave.
Hay un
bosque nevado
en tus
pupilas, reflejados,
puedo ver
mis sueños cuando duermo
y cuando
despiertas
amanecen
todos los ojos mirándome.
Como una
enredadera, trepas todas mis edades
y al final
siempre
alcanzas la luz en la hendidura.
Se me tuercen
las líneas y tú
deslizas caricias
y las dejas caer
y yo,
que pierdo
siempre todo en las tintas,
recupero tus
manos y las verso.
Son el único
sol que necesito.
El aire se
viste con tu voz
y va
poblando el mundo de todas tus conquistas.
Has clavado
tu bandera en estos dedos temblorosos,
que escriben
siempre con tu nombre mis páginas.
Nunca sé
cuánto amor te llevas
pero sí que
el que dejas
florece y
germina en todos mis sentidos
y las raíces
son tan grandes
que al final
siempre te encuentran.
Búscame en la tierra de tu cuerpo.
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