martes, 25 de diciembre de 2018

HABITACIÓN CHICA

Hay veces que encuentro
tu voz escondida
en viejos vinilos de recuerdos,
en nuevas imágenes contrastadas
de sol y sombra,
de arruga y piel.

Esconden el tiempo
bajo sombreros de alas gigantes,
aunque ninguno lo hace como tú.
Entonces, pienso en tus labios
rodeando el aire en un silbido
con el que aún te regreso.

Aún no he olvidado
tu forma de andar,
tu risa equilátera,
tu dedo inconcluso.

Miro a la terraza desde el mundanal suelo
y ya no hay barrotes,
ni amarillo tendido.
Las lágrimas del río cuentan que te fuiste,
pero ahora tu abrazo
me persigue a todas partes.

El amor se ha quedado
en dos sillones verdes y una mesa camilla
y la canela y el azúcar
ya no endulzan tanto el despertar.

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