CANCIÓN DE OTOÑO
"Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve." - Joan M. Serrat.
No sé qué
hago aquí:
beber en copas de ahogada pena
sin mí,
sin mí.
Vengo con
las venas abiertas
por las
calles de la ilusión perdida
y en un
cenicero descansan las horas
hablándole a
sillas vacías,
cantándole a
guitarras mudas
de cuerdas
rotas y frías.
Palabras
que flotan
en el mar como navíos astillados
por los
besos de la tempestad,
y llegan a
orillas de un pecho
que ya no
guarda primaveras.
No quedan
puntos y finales para este vacío
que arrastra
los pies
por el
asfalto del invierno,
ni quedan
comas para más versos que llenen poemas de ceniza,
de absurda
melancolía
y de guerras
frías en las madrugadas.
Paseo, noche
y día, las cadenas
que guardan
mis inútiles alas,
esas que
nunca lograron despegar,
ni
conocieron ninguna piel
a la que
llamar libertad,
y la mía, desgastada,
se ha
cansado de volar
por cielos
grises de nubes negras
que nunca
paran de llover.
Ya nadie
espera en la estación,
y en la
embajada del reproche
ya sólo
quedan noches estrelladas…
y aquí sigue
oliendo a otoño
y a tierra mojada.
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