lunes, 26 de septiembre de 2016

¿CUÁNDO MUERE UNA ESTRELLA?

En el festival de la ausencia
toca un silencio mudo, lleno de gritos
y el dolor se hace corpóreo
si se cuela en la fiesta del recuerdo…

y resquebraja las noches.

Hay lágrimas
que se me clavan en los oídos, como espacios en blanco
que sólo incitan al vacío,
y puntos suspensivos debajo de la piel
que titilan con alma de estrella,
aunque nunca lleguen a brillar.

También se derrumban los días
y las ruinas de la mañana
calientan el café de los corazones rotos,
ese al que ni el tiempo puede endulzar.

En el circo de la desolación
viven payasos tristes de sonrisas rotas
y grises zapatos que arrastran
bajo una gran carpa de olvido,

y a mis pobres poemas enjaulados,
obligados a cruzar un aro de fuego
hecho de papeles anémicos de besos,

sólo les quedan los huesos
en una fosa podrida de claveles.

Por si muero un día, te dejo todos mis versos,
para que queden mis palabras
cuando no lo haga mi voz,
ni mis libretas sangren puntos y finales
que no llenan las sillas vacías de este teatro.

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