¿CUÁNDO MUERE UNA ESTRELLA?
En el
festival de la ausencia
toca un
silencio mudo, lleno de gritos
y el dolor
se hace corpóreo
si se cuela
en la fiesta del recuerdo…
y
resquebraja las noches.
Hay lágrimas
que se me
clavan en los oídos, como espacios en blanco
que sólo
incitan al vacío,
y puntos
suspensivos debajo de la piel
que titilan
con alma de estrella,
aunque nunca
lleguen a brillar.
También se
derrumban los días
y las ruinas
de la mañana
calientan el
café de los corazones rotos,
ese al que
ni el tiempo puede endulzar.
En el circo
de la desolación
viven payasos
tristes de sonrisas rotas
y grises
zapatos que arrastran
bajo una
gran carpa de olvido,
y a mis
pobres poemas enjaulados,
obligados a
cruzar un aro de fuego
hecho de
papeles anémicos de besos,
sólo les
quedan los huesos
en una fosa
podrida de claveles.
Por si muero
un día, te dejo todos mis versos,
para que
queden mis palabras
cuando no lo
haga mi voz,
ni mis
libretas sangren puntos y finales
que no
llenan las sillas vacías de este teatro.
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