miércoles, 18 de julio de 2012


Carta al tiempo:

Cuando te vas y no vuelves,
te echo de menos...
Me gustaría vivir tantos momentos que envuelves.
Tú eres el que maneja la vida,
el que nos pone y nos quita,
el que nos abre y nos cura una herida,
el que nos da fuerzas y nos debilita.
Eres tú el que hace pasar a las horas,
el que nos da hermosos momentos.
Por nosotros, ríes y lloras.
Nos causas dolor y sufrimientos.
Y es que pasas tan rápido,
y dejas ese sabor tan amargo
al descubrir que cuando te has dado cuenta,
ya has pasado de largo.
Vas dejando recuerdos a tu paso,
vas escribiendo tú mismo nuestra historia,
conduciéndonos a menudo hacia el fracaso
y concediéndonos otras veces la victoria.
Nos haces imaginar sueños,
otorgándonos dosis de alegría.
Nos haces soñar risueños
un hermoso mundo de fantasía.
Te vemos pasar tan deprisa,
te vemos atravesar los dos mundos,
te vemos en una sonrisa,
que vale más que mil de tus segundos.
Te vemos en las lágrimas
de alguien desamparado.
Te vemos en las páginas,
de este dulce pareado.
Aún esperamos
a que tus puertas nos abras...
aún intentamos            
recuperarte a ti y a las palabras.
Por eso le pido, amigo:
espérese usted un momento...
¡y le prometo que más no le toco!
Véngase aquí conmigo,
vaya un poco más lento
y por favor, descanse un poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario