martes, 2 de agosto de 2016

CASTILLO DE ARENA

Se enfada conmigo, no sé lo que quiere de mí.
Le recibo y me invita a sus brazos,
que son abrigo de soledades,
y sus canciones me acunan
hasta verme dormir.

Salgo y él entra.
Entro y no me deja salir,
y sus olas son devastadoras garras
que no se apiadan de nadie,
que no se entregan a nadie,
que no me dejan huir.    

Guardo mi ilusión en un castillo de arena,
sus ventanas de sueños miran al mar
para oírle reír, o gritar,
o sentir,
o llorar...
Sus almenas de espera le guardan al caer la noche
por si queda bajo un telón de oscuridad
y de recuerdos.

Pero se enfada conmigo,
no sé lo que quiere de mí,
y su furia derriba mi castillo en lágrimas y saliva
y en la orilla deposita mi cuerpo sin vida
y con la espuma en mi pecho
me llena de sal los labios
y la heridas.

Mece este gran ataúd de vacío,
yo no te puedo amar, vida mía,
me arrastra hasta el fondo tu ruido
donde no hago pie en el silencio
ni moja el olvido.      

Yo no te puedo amar, vida mía,
te enfadas conmigo
y no sé lo que quieres de mí.

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