lunes, 7 de noviembre de 2016

DOMINGO DE NOVIEMBRE BLANCO

Tengo la cama deshecha igual que el corazón. 
Las sábanas frías se amotinan
y se rebelan contra mi cuerpo
desnudo de recuerdos.

Queman los silencios de las notas de suicidio, 
de la angustia acumulada, del anhelo,
de las manos asoladas de cariño 
de tanto abrazar ausencias.

Aún les queda aire para respirar.

Ruinas y versos de colores fríos...
y de dolores a los que no volverá a colorear el tiempo.
Personas de ojos vacíos 
que duran la calada de un cigarro a media noche.
Sentimientos que no dejan pintalabios en el borde de la taza del café
y copas que duran más que algunas promesas de tus cartas de amor.

Así vagan las mentes de jóvenes sin alma...
o con un alma tan grande que se desborda del pecho
y acaba por arrojarse al mar en busca de atardeceres más cálidos. 

Así de perdida me encuentran mis palabras.

Neruda se equivocaba:
nada nos salva.
Ni de la muerte,
ni del amor,
ni de la vida.

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