MIENTRAS LLORAS
Me gusta de
ti que me mires a los ojos
y encontrar
en los tuyos un arcén de secretos.
Se dislocan
las pupilas como los huesos rotos,
intentando encontrar
la palabra precisa
y sólo
derraman versos de angustia
que no
encuentran el germen de tu abismo.
La epidemia
de mis noches se ha extendido:
va comiendo
la carne,
deshaciendo
la carne,
pudriendo la
carne;
y la carne,
carne de
cañón endeudada con estos ojos,
con estos
ojos que no sueñan,
con estos
ojos que se entregan a la madrugada
y se desgastan
y se consumen
y se
derraman sobre mis sábanas.
Espasmos de
amor,
convulsiones
de hastío,
asco, formas,
sacudidas de
fobia,
temblor,
rigor mortis.
¿Qué te
queda, amor,
de estos
despojos?
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