RÉQUIEM POR UN CORAZÓN APAGADO.
Desde la
fosa de mis emociones
te escribo,
amor,
la carta de
un corazón
empapado por
la lluvia de mis manos.
En la tierra
mojada,
como las
luces de neón
en el espejo
de la calle si hay tormenta,
pueden oírse
los pasos desgastados
de mis
sueños sin vida.
Andan hasta
que París
ya no queda
para nadie.
Esta
estúpida escalera,
esta nada
enloquecida,
esta patria
sin bandera ya no tiene corazón.
Este barco a
la deriva se ha cansado de hundirse
y a esta
pluma desgastada no le queda que sentir.
En la muerte
de mi pecho
tampoco existe
el cielo,
y el
infierno es otro coche
que derrapa
en la ciudad
y se
estrella en el vacío…
y vacía las
estrellas de la noche.
Cuando deje
de latir,
entiérrame donde
nadie pueda verme,
en la piel aún hay resquicios donde nunca llega el Sol.
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