lunes, 13 de junio de 2016

TÚ, TEMPESTAD

Me ahogo.
Por las sábanas de la soledad
corre la voz de tu silencio a gritos
y tapan las heridas
de un cuerpo descolorido por el frío.

Ábreme el pecho,
sólo hay vacío.

Se me cierran cicatrices en las manos
cuando abrazan tu ausencia
y el silencio abre la fosa del recuerdo.

Te irás, corazón,
y dejarán de crecer espinas en las rosas
con las que poder sangrar
si enmudece tu caricia.

Por los parques de la desidia
se pasea la desilusión,
el suicidio de la imaginación no aguanta más el olvido
y el gemido de la locomotora sacude las vías
sobre las que me hallo tumbada.
Me cansé de esperar los trenes,
ninguno paraba en la estación
y me ahogaba con las cuerdas de la guitarra de la noche.

Te irás, corazón,
y ya no habrá reproches en la piel de tus abrazos,
ni papel que acoja versos que no hablen de ti,
y el rocío en mis pupilas
se secará sin dejar rastro…

Ábreme el pecho,
sólo hay vacío
y ciérramelo al salir
que no escape el frío.

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