Carta al amor:
Eres tú esta flecha hincada,
que causa mares de desolación,
en mi alma delicada,
en mi débil corazón.
Eres tú esta felicidad
que envuelve mi mundo.
Eres tú la sensibilidad
que se siente en un segundo.
Eres tú esta daga en mi espalda
que desgarra cada amanecer,
desde que despierto al alba,
hasta que cae el anochecer.
Eres tú este sueño
que se ve en los ojos cada día.
Eres tú el único dueño
de mis lágrimas de alegría.
De qué sirve que te demos tanto,
si nuestra entrega es ciega,
si nuestro encanto
es la canica con la que alguien juega...
Nos causas alegría, placer, locura,
felicidad, pasión, encanto...
Tristeza, llanto, amargura,
dolor, soledad, espanto...
Y ahora vete
y déjame sola en este verso.
Márchate sin llevarte mi alegría.
Márchate seduciendo a mi poesía.
Márchate dejando mi universo.
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